Fauna
Hablar de los animales que ocupan un territorio siempre resulta complejo por la dificultad de observación que en muchos casos acarrea, sobre todo en cuanto a los vertebrados. En cierto modo, habrá que hacer un «acto de fe» y pensar que tendremos que confiar en los rastros, huellas, restos de alimentación u otros datos indirectos, si pretendemos hacernos una idea, por ejemplo, de los mamíferos que habitan una zona concreta. ¡Salvo que tengamos un poco de suerte y nos sorprenda algún jabalí distraído o algún zorro curioso! La Fauna que se espera encontrar en esta zona del recorrido propuesto es la propia de la región mediterránea. Así, en las zonas de matorrales y bordes del camino, encontraremos algunos mamíferos: conejos, zorros, tejones, jabalíes (omnipresentes en todos los ambientes del recorrido). Y ciertas aves, perdices, currucas, verderones, verdecillos, pinzones y jilgueros, muestran su preferencia por estas zonas de vegetación poblada de arbustos aislados que, algunas especies, utilizan como atalaya para marcar territorios.
En zonas más boscosas es posible oír el petirrojo, los herrerillos, el escandaloso arrendajo, las torcaces, el pito real o el mirlo; y de noche, el intrigante canto del cárabo. Huelga decir que en las zonas donde menudean los pinos suelen haber en el suelo la presencia de piñas roídas por ardillas o ratones de bosque. Los reptiles están más presentes en las zonas secas y rocosas; es allí donde se esconden las lagartijas comunes de cola larga, los lagartos, la serpiente blanca o la espléndida culebra verde o de Montpellier. Estos ofidios se convierten en posibles presas para una de las águilas más bellas de nuestro cielo mediterráneo: el águila culebrera-especialista en la captura de reptiles- que nos visita a partir de la primavera, proveniente del continente africano.
Cerca de la ribera es fácil oír (o incluso avistar) a la rana y el sapo; el sapo común y el sapo corredor o la salamandra, etc. Todos estos anfibios gozan de la humedad y frescura de estos lugares. Y, allí, donde el agua esté suficientemente tranquila, quizá pase nadando alguna culebra de agua buscando alguno de los anfibios antes mencionados. Cabe decir que en los setos y matorrales cercanos a las zonas ribereñas podemos oír el espléndido canto del ruiseñor; eso sí, solamente cuando llega el buen tiempo. También podremos ver cruzar las copas verdes de los alisos y los chopos el precioso oriol, pájaro veraniego al igual que el ruiseñor, que con su exótico canto y sus llamativos colores evoca las lejanas tierras tropicales de donde proviene.
Los artrópodos (insectos, arañas, ciempiés, entre muchos otros) existentes en cualquier comunidad vegetal, incluidos los pinares, son extraordinariamente numerosos. Aunque en los pinares el número de flores sea relativamente escaso, concretamente, los insectos son abundantes no únicamente por su movilidad (escarabajos, mariposas, moscas, mosquitos, abejas, avispas, hormigas, etc.), sino porque muchas de las larvas son vegetarianas o parásitas, por lo que los adultos pueden buscarse en lugares adecuados donde poder colocar las puestas. Por otro lado, la enorme cantidad de especies de artrópodos y el desconocimiento de la mayor parte de estas especies por parte del gran público, hacen inviable redactar un listado. No obstante, cabe destacar algunos ejemplos muy conocidos o fáciles de ver. En todo el recorrido se observan unos bolsones en los pinos que corresponden a colonias de oruga de la procesionaria del pino, especie bastante conocida por los trastornos que ocasiona al ser humano debido a la afectación alérgica que produce el contacto con los pelos de las orugas. En los tocones de los pinos, durante la primavera pululan las termitas, y durante el verano podemos escuchar el canto de las cigarras o ver revoloteando varias especies de mariposas, abejas y avispas, e incluso cucarachas, alrededor de las flores. Tampoco podemos olvidar los escolitinos, escarabajos barrenadores de la madera, que dejan sus huellas de galerías en el reverso de la corteza. Varias familias de arañas; construyen vistosas telarañas entre las ramas del brezo y otros arbustos creando masas largas más o menos cóncavas o convexas. El listado de artrópodos sería interminable, por lo que invitamos a los caminantes a llevar guías durante el recorrido que les ayuden en la tarea de identificación.