La Roca Prehistórica

Los paisajes de La Roca muestran una huella milenaria de ocupación humana, evidenciada a través de numerosos yacimientos arqueológicos documentados. Destacan los que se agrupan bajo la denominación de «Ruta Prehistórica de La Roca», localizados en los límites del Parque de la Cordillera Litoral, entre los municipios de La Roca del Vallès y Òrrius. Siguiendo el antiguo trazado del camino que comunicaba el Vallès Oriental con el Maresme, que pasa por la ermita de Sant Bartomeu de Cabanyes y cerca del asentamiento ibero de Céllecs, se encuentran diversos yacimientos: el Dolmen de Can Gol I, el Dolmen de Can Gol II, la Roca Foradada de Can Planes (cueva artificial), la Pedra de les Orenetes (un conjunto de pinturas rupestres), la Pedra de les Creus (roca con insculturas), el Plat del Molí y el Dolmen de Céllecs. A este primer trazado, hay que sumar un segundo tramo que se localiza en el sector noreste del municipio, alrededor de la masía de Can Planes; en el que destaca el Dolmen de Can Planes, la Pedra de l´Escorpí y la Roca Foradada de Can Planes (cueva artificial).

El periodo de los grandes monumentos funerarios

El periodo de los grandes monumentos funerarios
El Megalitismo (del griego, megas -grande- y lithos -piedra-) se define como un fenómeno de elementos funerarios caracterizado por tumbas construidas con losas de grandes dimensiones.

En Cataluña este fenómeno se encuentra, principalmente, en la zona norte y centro; si bien, disminuye la presencia de estos monumentos a medida que se avanza hacia el sur. Cronológicamente se sitúan, en primer lugar, las cistas de túmulo de mediados del V milenio a. C. del área del Empordà. Estas cistas son las que evolucionarían, tras la primera mitad del IV milenio a. C., en los sepulcros de corredor. De estos últimos se derivan las galerías catalanas que se extienden desde el Rosellón hasta el corredor litoral, a finales del IV y principios del III milenio a. C.

Es en este periodo en el que se sitúan la mayoría de los diferentes monumentos que conforman la Ruta Prehistórica de La Roca y sus alrededores; ocupando el territorio de la Cordillera Prelitoral y el Vallès Oriental. Cabe añadir la construcción de los dólmenes simples y de las cistas megalíticas en el transcurso del III milenio a. C.

El ritual funerario y el mundo ideológico en la prehistoria

Durante la prehistoria, cuando una persona fallecía todo su clan se implicaba en la preparación y realización de los rituales necesarios para el entierro. De manera que, si la comunidad perdía uno de sus miembros, se le enterraba junto a sus antepasados para poder continuar unidos en la vida de ultratumba.

Este sentimiento de grupo es el que generaba que los individuos fueran enterrados en un mismo monumento o conjunto de monumentos funerarios; ya fuera en cuevas, dólmenes o hipogeos. En este sentido, la Ruta Prehistórica de La Roca constituye un claro ejemplo de lo que podría denominarse un «conjunto funerario».

La creencia en la vida de ultratumba determinaba que el cadáver fuera acompañado por objetos que debían serle útiles en el más allá. Por esta razón, a menudo, junto al cuerpo inerte encontramos colgantes, collares, herramientas y alimentos de todo tipo. Estos objetos se depositaban a modo de ajuar por los miembros de su comunidad. No se descarta que pasado un tiempo, tras el sepelio se realizasen ceremonias en recuerdo a los antepasados; ya fuese en los mismos monumentos funerarios, o en otros lugares dedicados al culto ideológico del grupo. ¿Podríamos incluir aquí la Pedra de les Orenetes? En cualquier caso, las investigaciones arqueológicas lo tendrán que aclarar.

¿Cómo se construían?

Extracción de las piedras

La construcción de un dolmen requería del trabajo colectivo de un grupo de personas bien organizadas. En primer lugar, había que extraer las piedras y cortarlas al tamaño y forma deseados. Normalmente, para obtener la piedra se aprovechaban las grietas ya existentes en los afloramientos rocosos. Una vez identificadas, había dos métodos generales para cortarlas. Por un lado, se introducían cuñas de madera impregnadas de grasa y se hacían quemar. A continuación, se vertía agua fría para apagar el fuego. Esta alternancia entre calor y frío provocaba un choque térmico que hacía crecer las grietas y, finalmente, con la ayuda de cuñas y masas se lograba la extracción final de las losas.

Transporte de las piedras

Una vez se conseguían los bloques había que trasladarlos al lugar donde se iba a construir el dolmen. Se trataba de voluminosos pedriscos, que podían llegar a pesar muchas toneladas, por lo que era preciso disponer de algún mecanismo que ayudase moverlos. Es posible que entre los hombres y las mujeres del grupo se colocaran gruesos troncos por debajo de las piedras para hacerlas rodar; atadas con cuerdas para facilitar su traslado, ya fuera por tracción humana o animal.

Construcción de la cámara

Llegados al lugar escogido, era necesario levantar las piedras y asegurarlas para que no cayeran. Por este motivo, normalmente, se cavaba un agujero o «fosa de cimentación», con cuñas y palancas de madera, posteriormente, se introducían los bloques y se calzaban con piedras y tierra. Después, estos agujeros se acababan de rellenar con más tierra y piedras de menor tamaño.

Construcción del túmulo

La colocación de las diferentes piedras delimitaba el espacio interior, llamado cámara. Así pues, una vez construida la cámara, se apuntalaba su interior con troncos y se construía el túmulo, que servía para asegurar su estabilidad. El túmulo estaba formado por tierra y piedras, que se colocaban en forma de anillos concéntricos alrededor de toda la cámara y servían como sistema de contención de la tierra.

Colocación de la losa de cubierta

Finalmente, una vez construido el túmulo, solo faltaba instalar la losa de cubierta de la cámara. Para subirla, se aprovechaba la pendiente del túmulo a modo de rampa. De manera que una vez atada la piedra era arrastrada con cuerdas y empujada por el grupo hasta que se conseguía colocar en lo alto de la construcción.

Dolmen de Can Gol I

Se trata del monumento megalítico más grande y complejo del conjunto de la Ruta Prehistórica. Está formado por varias losas de granito que conforman un corredor de 8 m de largo por 1,35 m de ancho- en los que la cámara no se diferencia-. Esta es la característica principal del este tipo de construcciones llamadas: «galerías catalanas». Conservan la losa de la cabecera pero no las de la cubierta. La entrada se encuentra orientada al sur. En el exterior se conserva parte del túmulo, de planta circular y 14 metros de diámetro.

Roca Foradada

Se trata de un bloque granítico de forma esférica, cuyo interior está vacío formando una cavidad artificial que mide unos 2,40 m de largo por 1,60 m de ancho y 1,30 m de altura. La entrada es de forma circular, ligeramente apuntada en la parte superior; lo cual sugirió, en algún momento, que podría haber sido construida en la época del gótico.

Toda la zona fue objeto de prospecciones arqueológicas superficiales, especialmente a partir de los años 1940, en las que solo se encontraron algunos fragmentos de cerámica gruesa, de las mismas características que la aparecida en el resto de elementos sepulcrales megalíticos de la zona, y algunos fragmentos de época ibérica, cronológicamente muy posteriores al monumento.

Dolmen de Can Gol II

Es una construcción megalítica de dimensiones reducidas que a veces se clasifica como cista; si bien, los especialistas – como los del equipo del Sr. Josep Tarrús- lo consideran una galería catalana pequeña. No conserva ninguna losa de la cubierta, pero sí las tres de la planta sepulcral, que miden 1,75 m de longitud por 1,10 m de ancho. Se observan restos parciales del túmulo que lo cubría, que se estima tendría unos 6 m de diámetro. La entrada se encuentra orientada al sureste. Se fecha en el periodo neolítico final o calcolítico (entre el 3500 y el 2250 a. C., aproximadamente).

Pedra de les Orenetes

Se trata de un gran bloque de granito de 11 m de largo por 7 m de ancho y 4 m de alto, de formas curiosas y modeladas por la erosión natural. Una de las caras (orientada al este) presenta alvéolos y pequeñas cavidades. En su interior se conservan varias representaciones pictográficas, contabilizándose un total de 32 figuras. En la mayor de las cavidades destaca el motivo central de este conjunto formado por la presencia de dos figuras estilizadas y de pequeño tamaño, que corresponden a dos mujeres con vestido largo por debajo de la rodilla y un peinado singular por la forma apuntada o triangular que presenta.

Pedra de les Creus

Se trata de un bloque de granito, grabado en la parte superior con numerosas cruces y otros signos de difícil interpretación, algunos de los cuales podrían fecharse a la época prehistórica a partir de paralelos existentes, como el de la Roca dels Sacrificis de Capmany, en el Baix Empordà. En el mismo bloque, también se grabaron las palabras AÑO y ROCA, que corresponderían a fechas recientes.

Los petroglifos están grabados profundamente en la roca y se conservan en buen estado.

Plat del Molí

Gran bloque granítico, situado al margen del actual camino, presenta una vasija en la parte superior. Presenta una cavidad circular de unos 0,70 m de diámetro por 0,22 m de altura, si bien una parte aparece erosionada.

Se desconoce su cronología y función original aunque han sido numerosas las interpretaciones que lo han puesto en relación con ciertas estrategias de caza. Tradicionalmente, estas construcciones se relacionaban con el mundo megalítico por aparecer en zonas donde su presencia era destacada.

Dolmen de Céllecs o Cabana del Moro

Se trata de una galería catalana pequeña- como la de Can Gol II-; pero, de mayor dimensión. Conserva una cámara rectangular con cubierta y una losa al lado izquierdo del pasillo de acceso. La cámara se encuentra orientada al suroeste. Según el Sr. J. Tarrús, «El pasillo original debía medir unos 2 m de largo y el túmulo podía llegar a los 8 m de diámetro».

Ermita de Sant Bartomeu de Cabanyes

Capilla románica documentada desde 1191, en el s. XVIII, conocida como Sant Bartomeu de Can Cunill, porque pertenecía a la familia Cunill de Òrrius. Se trata de una pequeña iglesia de una sola nave, con un ábside semicircular y bóveda de cañón. Posee un portal adovelado y un pequeño campanario de espadaña. En el interior se ilumina con dos ventanillas; una en el ábside y la otra junto a la puerta de acceso. Ha sido restaurada de forma moderna.

Dolmen de Can Planes

Se trata de un pequeño monumento megalítico de características similares al de Céllecs, por lo tanto, de nuevo, hablamos de una galería catalana pequeña. Conserva parte de la estructura de la cámara sepulcral formada por cinco losas y el bloque de cubierta. Mide 1,50 m x 1,06 m.

No se observan restos del corredor ni de la estructura del túmulo que habría cubierto el monumento. La cámara aparece ligeramente inclinada hacia un lateral.

Roca Foradada de Can Planes

También se la conoce con la denominación de “Pedra del Marxant”. Se trata de un bloque de granito que ha sido vaciado artificialmente. Se desconoce la existencia de restos arqueológicos o de estructuras relacionadas con este yacimiento. La Roca Foradada está relacionada con el período megalítico, ya que aparece en contextos de esta fase. Podría tratarse de una cámara sepulcral.

Pedra de l’Escorpí

La Pedra de l’Escorpí se localiza en la zona llamada Replana de Can Planes, cerca de la casa del mismo nombre y del camino que lleva a Sant Bartomeu de Cabanyes. Se trata de un yacimiento arqueológico del que se disponen pocos datos, ya que no aparece mencionado en ninguna referencia bibliográfica científica. Aparentemente, se trataría de una pequeña cavidad natural entre bolas de granito, que podría haber sido utilizada con fines sepulcrales durante la prehistoria reciente (final del Neolítico o primera etapa de la Edad de los Metales).

Las rutas prehistóricas

Ruta prehistórica I
Can Gol – Sant Bartomeu · (PR-C 36)

El itinerario señalizado en azul transcurre entre la finca de Can Gol y Sant Bartomeu de Cabanyes. Desde el lugar donde se encuentra la ermita se puede enlazar con un segundo itinerario, señalizado en rosa, que lleva de Sant Bartomeu de Cabanyes a Can Planes hasta el centro del pueblo de La Roca del Vallès. Antes de este tramo, desde Sant Bartomeu de Cabanyes se puede subir hacia la colina de Céllecs donde se localiza el asentamiento ibero; no obstante, actualmente, no está en condiciones para ser visitado.

Este itinerario permite conocer la llamada Zona Arqueológica de Céllecs, de características excepcionales debido a la elevada concentración de monumentos histórico-arqueológicos que contiene. Se trata de una serie de yacimientos megalíticos fechados básicamente entre el 3500 a. C. y el 1800 a. C. coincidiendo con el final del periodo Neolítico y la Edad del Bronce.

Los monumentos que se encuentran en este tramo son, de sur a norte: Can Gol I, Can Gol II, la Roca Foradada, la Pedra de les Orenetes, la Pedra de les Creus, el Plat del Molí, el Dolmen de Céllecs y la ermita de Sant Bartomeu de Cabanyes. Se puede finalizar este primer tramo en el yacimiento ibero de Céllecs.

Ruta prehistórica II
Can Planes – Sant Bartomeu

Este itinerario señalizado en rosa nos lleva de Can Planes a la ermita de Sant Bartomeu de Cabanyes; si bien, también puede iniciarse desde el centro urbano del municipio. Desde este lugar se puede enlazar con el segundo itinerario -señalizado en azul- que transcurre entre Céllecs y Can Gol.

La existencia de un gran número de yacimientos arqueológicos en el término de La Roca del Vallès refleja la importancia de la región desde el Neolítico. Este itinerario permite observar la existencia de construcciones megalíticas localizadas en el llano, que tradicionalmente se situaban en zonas de montaña. En este tramo se pueden observar tres yacimientos: el Dolmen de Can Planes, la Roca Foradada y la Pedra de l´Escorpí. Desde este punto se puede continuar hacia la ermita de Sant Bartomeu de Cabanyes o retroceder hacia el centro urbano.

Gran parte del trayecto recorre la ruta del Meridiano Verde.